Camino a ninguna parte
vida etérea
Una vez más asistí a visitar a una persona muerta.
El cuerpo sin vida ante mí, el dolor flotando en el aire, casi lo podía oler.
Al otro día, el ritual de despedida. La lectura de su remembranza.
Cinco, sí, cinco líneas resumían su vida entera. Lugar y fecha de nacimiento, nombre de los padres, nivel de escolaridad, desempeño laboral. Eso era todo. ¡Qué tristeza!
Me quedé esperando que dijeran algo de sus amigos, que mencionaran qué le gustaba hacer en su tiempo libre, cuales eran sus sueños, si los cumplió o no...
La parte amarga no fue que esas cosas no las mencionaran, sino que no tenían nada qué decir al respecto.
mi vida en tecno
Mi afición por la tecnología siempre me ha marcado, pero últimamente he tenido algunas pautas de conducta que me sorprenden, y no son sino el resultado de ese hobby.
¿Qué mejor explicación que un ejemplo? Me fui de vacaciones una semana a la playa. Sin PDA, sin computadoras, sin televisión. Solo llevé mi teléfono móvil, que al ser un modelo sencillo no me servía de entretenimiento, y una cámara digital para sacar alguna que otra foto para el recuerdo (el año pasado llevé una réflex y fue un engorro terrible cargarla para todos lados). Durante el tiempo que duré allá ni siquiera extrañé mis gadgets, más bien me dediqué a disfrutar del clima, la gente, el agua, las cervezas...
Llegando aquí:
- Revisé mis seis cuentas de correo, cada una con su montaña de mensajes.
- Pasé mis fotos a la computadora y seleccioné algunas para armarme un álbum en Flickr.
- Escogí un par de videos y los subí a YouTube.
- Vendí mi celular viejo a través de una subasta por Internet.
- Navegué horas buscando un nuevo celular a mi conveniencia, y lo compré con mis ahorros y lo que me pagaron por el anterior.
Como se puede ver, mucha de mi vida está girando en torno al Internet. No quise que esto ocurriera así, más bien ha sido la evolución natural de las cosas. Es como la gente que pasa horas chateando: la Internet pasa de ser una herramienta tecnológica para un grupo selecto de iluminados y se convierte en un lugar de reunión para las masas, una forma más de interacción social a la altura de otras.
más excesos parte XXVII
Una vez más estoy sentado frente a mi computadora después de una larga noche en la que como siempre, he bebido y fumado demasiado.
Mi organismo se rebela ante el maltrato y me hace sentir muy mal, en un intento de hacerme escarmentar y evitar que repita la misma conducta.
Al menos hasta el próximo fin de semana.