Desde la entrada "vamos al antro", he ido a ese lugar unas cuatro veces. Cada vez que voy lo detesto más y sin embargo no dejo de ir. Claro, me está pasando como a muchas personas: en realidad no voy por el lugar sino por la compañía. Es un esfuerzo pequeño por alguien que aprecio.

Por fin son vacaciones. No había tenido tiempo casi ni de respirar, pero al menos ahora tengo un descanso antes de continuar con los estudios. Todo me está indicando que si este periodo escolar estuvo pesado, en el próximo me voy a volver loco: tesis+materias+trabajo=suicidio anunciado.

En este momento estoy intentando relajarme. No estoy pensando en nada, no tengo proyectos específicos para las vacaciones. Solamente tengo planes pequeños a nivel personal, como es el intentar desintoxicarme un poco de tanto que he fumado en el último mes, o salir en la bicicleta una vez más. Para comenzar ya llevo un buen avance en "Castlevania: Aria of Sorrow" del Gameboy Advance. Ya había terminado ese juego pero me faltaron cosas, como la segunda vuelta con Belmont o conseguir juntar todas las almas de los monstruos. También tengo junto a mí una copia de "Ghost in the Shell 2: Innocence", que estoy disponiéndome a ver muy pronto.

En general en estos momentos estoy sumido en una sensación placentera y estática de la que no quiero salir.

En este momento estoy utilizando Windows XP. Después de estar luchando por conseguir instalar Linux en mi computadora, finalmente me estoy dando por vencido y dejando el sistema operativo que incluía instalado por defecto. Me cansé, por fin me cansé.

Existe un problema con Linux que no me había importado antes pero que se ha vuelto muy molesto. Es el hecho de que las aplicaciones de Linux pueden funcionar muy bien, pueden estar escritas con gran elegancia y en general ser muy profesionales. Sin embargo no se ven profesionales.

No puedo quitarme de encima la impresión de que están hechas por aficionados. Existen pesos pesados de Linux, las aplicaciones que lo hacen importante; por ejemplo Apache, MySQL, etc. Por desgracia solamente las aplicaciones grandes de servidor son desarrolladas a gran escala. Los proyectos asociados a los usuarios de escritorio dejan mucho qué desear. Por mencionar alguna, puedo poner a competir a WinAMP con la nueva opción para Linux, AmaroK. AmaroK promete y se ve regularmente bien, pero ha trabado mi computadora muchas veces. WinAMP jamás me ha fallado, ni siquiera cuando utilizaba la versión 3.

Las aplicaciones que yo necesito de verdad no están disponibles para Linux, al menos no en software libre o gratuto. No existen programas de análisis de circuitos para Linux que valgan la pena. Si pensaste en Spice estás muy mal, Spice no sirve para un carajo sin librerías de componentes. Tampoco hay software de matemáticas de suficiente categoría. Octave está muy limitado, y Scilab se queda en una imitación pobre de Matlab.

Me pueden alegar que estoy comparando el software libre con grandes proyectos comerciales, que no es justo y que a los que trabajan en estos últimos se les paga, mientras que los colaboradores del software libre trabajan por amor a lo que hacen solamente. Ese es precisamente el asunto principal: el software libre tiene como meta presentar una opción a la gente para que no se vea forzada a utilizar software propietario. Pero no hay forma de que produzca alternativas a la altura del propietario si a la gente que lo desarrolla no se le recompensa materialmente.