"vamos al antro"
Hay veces en que no puedo entender la idea de diversión de las demás personas. En especial cuando se trata de ir a algún lugar de los que llaman antros. Tiene que ver sobre todo con mi propia formación e ideología. En esos lugares me venden el alcohol a precios que nunca pagaría afuera, y se toca música que detesto.
Un resumen de mis ideas sobre la música: la música es una expresión de lo más profundo del ser humano. No hay otro arte que tenga tanto poder, que nos pueda remitir de manera tan vívida a escenas de nuestra existencia. Por lo tanto, la música más valiosa es aquella que proviene de la expresión honesta de una persona o grupo de personas.
Las grandes compañías disqueras son negocios. Viles negocios. Un negocio siempre tiene por prioridad el generar ganancias económicas. Aprovechando el poder de la música en las mentes de las personas, estas disqueras no solo contratan a aquellos artistas que tienen éxito entre la gente, sino que también los fabrican. Es un proceso en el cual toman emociones que saben que las personas comparten, temas universales, y las inyectan en ritmos y armonías llenas de clichés. Me parece que eso es un engaño, solo un engaño. Es utilizar un medio de lo más valioso para defraudar.
Es triste, porque en el estudio se congregan muchas personas que realmente no son parte del grupo o idea musical original. Están también los productores y los músicos "sesionistas" que para ganarse la vida tienen que tocar de relleno para grupos de los que nunca serán miembros.
Al final se crea un producto, que por medio de la payola es insertado en las mentes de las personas que aún usan el radio como entretenimiento. Yo dejé de escucharlo desde que me convencí de lo podrido que está el sistema de rotación de canciones.
Hay otra cosa que también es explotada por estas corporaciones. Casi todas las personas tienen un cierto instinto que las hace moverse ante los ritmos repetitivos. Eso facilita que se fabrique música cuyo único propósito es hacer que la gente mueva el culo.
Es muy curioso que la gente diga que esa música "tiene mucho ritmo". Remitiéndonos a la definición de ritmo que se enseña en los cursos de música clásica, se sabe que el ritmo es la variedad en los patrones temporales en una composición. Por lo tanto, la música "punchis punchis", las cumbias y toda esa basura carece de ritmo.
Vuelvo a lo de mi repulsión por los antros. Hay mala música, precios altos, y en algunos lugares incluso discriminan a la gente que entra. Eso es verdaderamente el colmo. Uno va a hacerles un favor pagando por entrar a su pocilga, ¿y aparte hay que rogar para ser aceptado?
La conclusión de este asunto es que los "antros" son para la borregada, para los que quieren olvidarse de la realidad dejándose hipnotizar por música hueca y que, como saben que en realidad no son nada, tratan desesperadamente de encajar en un ritual sin sentido.
propaganda veraz
Me encontré esto en
www.ieattapes.com, un blog curioso que casi contiene puros extractos de conversaciones en IRC (si, la gente aún usa el IRC! ) .
En principio solo lo interpreté como la broma que es, pero puede tener otros significados más sutiles. Uno de ellos es que a menos que tú mismo cambies tu vida, vas a seguir hundido en la misma inmundicia cotidiana.
mierda inútil
No sé cuantas veces me ha sucedido, pero me estoy cansando de estar a la merced de la voluntad de otros. He pasado por un periodo de letargo, durante el cual he dejado que la vida pase a mi lado mientras soy un mero espectador. Ya no puedo recordar cuando fue la última vez que realmente actué según mis verdaderos deseos, y no siguiendo los de otros.
Ignoro si voy en la ruta correcta para lograr realizar mis sueños, pero lo que sí tengo seguro es que lo voy a intentar con todas mis fuerzas. No más frenos.
olvidando todo
Es curioso ver las cosas cuando te detienes un momento a pensar. Por lo general siempre tenemos algo que hacer, algo que nos preocupa. Siempre hay prisa por terminar algo o llegar a un lugar.
Ayer en la tarde me estaba pasando eso. Estaba caminando rumbo a mi casa, con la preocupación de terminar unos trabajos. De repente y sin saber por qué, comencé a caminar más lento cada vez, hasta que finalmente me detuve junto a un poste de teléfonos, de esos postes anacrónicos de madera que solamente se siguen viendo en países atrasados.
Me recargué en él, y me dí cuenta de que iba tan absorto en mis preocupaciones que no había reparado en la puesta de sol que estaba ocurriendo en ese momento. Observé el espectáculo por un rato, y en eso estaba cuando decidí que en lugar de terminar mis obligaciones iría con mis amigos.
Caminé hacia allá, y ya no regresé a casa sino a dormir.