Camino a ninguna parte
viernes, febrero 03, 2006
  espresso doble
¡Dónde estás! ¡Dónde estás! Qué no daría yo por encontrarte una vez más, por pasar un día más contigo, por volver a jugar a que no nos atraemos y sin embargo estar siempre al acecho del menor indicio, con una esperanza... Recuerdo como fue.

Esa tarde estabas hablando un poco más rápido que de costumbre. Sentía una cierta tensión en cada palabra que abandonaba tus labios. Intenté seguirte el juego, acelerar mi proceder, pero no podía lograrlo. Mientras caminábamos por las calles del centro, con muchas cuadras aún por recorrer, la escasa lluvia que nos acompañaba se convirtió en tormenta sin avisar. Fue un buen pretexto para tomar tu mano y correr como dos niños bajo el agua. Nos resguardamos en el portal de una vieja casona. Cerca como estabas, sentía tu respiración sobre mi cara. Temblabas de pies a cabeza, así que continuamos el camino.

Al poco tiempo estuvimos frente a la puerta de tu casa. Con mucha ansiedad abriste la puerta, para luego pedirme tímidamente que entrara. Pasé con gusto. No sabías muy bien que hacer, así que me ofreciste un café. Tus padres no me saludaron como era costumbre; "saldrían", pensé. En tu cocina, me senté en la misma silla que tantas veces había ocupado. Esta vez tu madre no estaba con nosotros, con su constante televisor cortando nuestra conversación. Con delicadeza, pusiste el agua en la olla lentamente, para luego agregar el café. Yo supe desde el principio que no sabías como hacerlo, pero te dejé continuar. Lo calentaste hasta hervir y me serviste una taza. Me aproximé a la estufa, a tí, y tomé la taza de entre tus manos temblorosas. Lo probé mientras tu mirada inspeccionaba fijamente la mía en busca de una reacción. El sabor de la bebida era imperceptible, pero sonreí. Sonreí tanto que te sorprendiste, y en ese momento mi felicidad fue tal que te tomé por la cintura y te dí un beso, ese beso que estábamos sintiendo surgir de nuestro interior desde hacía tantos meses atrás.

Un pasillo estrecho nos condujo entre caricias a tu recámara. Nos recostamos poco a poco y nos entregamos a nuestros instintos, tan larga e injustamente reprimidos.

Hoy no te recuerdo. Me concentro en tu cara y no sé como lucía. El sonido de tu voz no es más que un murmullo. Pero sé que cada vez que tomo una taza de café, es como estar ahí.
 
  sigsegv
Ya casi no vengo por aquí. Pero siempre me estoy haciendo el propósito de volver pronto.

Es un viernes a las 4 de la mañana. Sé que debería levantarme temprano mañana (al rato) pero a veces no quiero ni pensarlo.

Mi estabilidad emocional ha estado pendiendo de un hilo muy delgado en esta semana. Por un asunto de muy poca importancia real he destruido relaciones tan frágiles... pero no puedo detenerme a pensar en las consecuencias de mis actos. La vida se me está acabando demasiado rápido. Me apena pensar que pueda morir antes de probar tantas cosas...

Si sigo mi ritmo actual de trabajo llegaré a la simbiosis hombre-máquina.

Espero lograrlo antes de destruir mi cuerpo.
 
Siempre en ese extraño estado entre la vigilia y el sueño

Mi foto
Nombre: giromante
Ubicación: Salamanca, Guanajuato, Mexico
OTROS BLOGS
ARCHIVO
abril 2005 / mayo 2005 / julio 2005 / agosto 2005 / septiembre 2005 / octubre 2005 / noviembre 2005 / diciembre 2005 / enero 2006 / febrero 2006 / marzo 2006 / abril 2006 / junio 2006 / julio 2006 / agosto 2006 / septiembre 2006 / octubre 2006 / noviembre 2006 / noviembre 2009 / diciembre 2009 /


Powered by Blogger